Si hijo te estoy escuchando, pero papá escuchame con los ojos!.
Esta reflexión lo pongo porque vi a un papá con su hijo en el parque pero el niño jugaba y su papá estaba en el celular entretenido
Muchas veces creemos que escuchar es solo prestar atención con los oídos, pero los niños nos enseñan que escuchar también es mirar, conectar y estar presentes de verdad. Un padre puede decir: “sí hijo, te escucho”, pero si su mirada está en el celular o en otro lugar, el niño siente que su mundo interior no está siendo validado.
Desde un enfoque psicológico, esto se relaciona con la necesidad primaria de apego y validación. Los niños construyen su autoestima y seguridad emocional a partir de cómo son mirados, sostenidos y reconocidos por sus figuras de referencia. Cuando un hijo dice “escúchame con los ojos”, en realidad está pidiendo conexión, está diciendo: “hazme sentir importante, dame la certeza de que existo para ti más allá de tus ocupaciones”.

Un padre presente no solo oye, sino que observa con atención, capta emociones, interpreta silencios y celebra logros pequeños. La mirada atenta es un espejo donde el niño aprende a reconocerse y a saberse valioso. Por el contrario, cuando el adulto está ausente emocionalmente, aunque esté físicamente cerca, el niño puede sentir abandono, soledad y la creencia de que debe competir con una pantalla o con las preocupaciones para ser visto.
Estar presente no significa pasar todo el día con los hijos, sino regalarles momentos de calidad donde nuestra mirada y nuestra atención plena se conviertan en el mejor lenguaje del amor. Al final, los hijos recordarán menos lo que les dijimos y más cómo los miramos cuando nos necesitaban.