Papá!, me dice tu voz pequeña,

y en esa palabra

me entregas el universo entero.

Eres mi raíz, mi abrigo,

mi refugio cuando el mundo es grande

y yo apenas empiezo a descubrirlo.

Papá, en tu mirada encuentro fuerza,

en tus brazos, el descanso,

y en tu sonrisa, la certeza

de que siempre habrá un lugar seguro para mí.

Yo no sé de tiempos ni de distancias,

solo sé que en mi corazón

tus pasos marcan el camino

y tu amor me enseña a volar.

Papá! , aunque el mundo cambie,

aunque yo crezca y me aleje,

tu nombre será siempre

mi primera palabra de confianza

y mi última oración de gratitud.

Porque papá no es solo un llamado,

es la promesa silenciosa

de que siempre te llevaré conmigo,

en cada risa, en cada logro,

en cada sueño que despierte en mí.