He pensado profundamente en esta frase… y cada vez resuena más fuerte dentro de mí. El estrés no es solo un enemigo silencioso que carcome la paz, es también una prueba, un termómetro interno que revela cuánto dominio tengo sobre mí mismo. Porque si no logro mantener la calma en la tormenta, ¿cómo podré sostenerme cuando llegue la abundancia? ¿Cómo podré mantener la claridad, la humildad y el enfoque cuando el éxito toque a mi puerta?

El éxito, ese anhelo que muchos persiguen, no viene solo. Trae consigo responsabilidades, decisiones, presión, exposición, críticas… y muchas veces, soledad. Y es ahí donde se pone a prueba todo el trabajo interno. Por eso entiendo que no se trata solo de soñar en grande, sino de prepararme emocional, mental y espiritualmente para sostenerlo.

Cada momento de estrés es una oportunidad disfrazada. Una invitación a fortalecerme, a conocer mis límites y superarlos con amor y conciencia. Aprender a respirar en medio del caos, a responder en lugar de reaccionar, a confiar en mí y en el proceso.

Hoy me hago responsable de mi equilibrio. Porque sé que si no puedo manejar el estrés, simplemente no estoy listo para el éxito. Y yo quiero estar listo —no solo para alcanzarlo, sino para mantenerlo con paz, sabiduría y propósito.

Rsantos